viernes, 9 de marzo de 2012

El hombre encima de las almohadas

Hoy necesito hablarles sobre un libro que estoy leyendo, me tiene en shock. Se llama “Parejas Felices con hijos ¿Cómo lo logran?”

Es un libro que he estado leyendo en el último mes, el cual a los dos capítulos según mi criterio era “obsoleto”, sentía que estaba escrito para mujeres y hombres del siglo pasado, siendo exagerada: Antes de Cristo. Sin embargo, no quería juzgar sin conocer, por lo que decidí leérmelo completo.

Se divide en consejos para padres y parejas, en cómo convivir con los hijos y al mismo tiempo cómo fortalecer los lazos con su pareja, hasta ahí estamos bien. Esta mañana leí lo siguiente, lo cito a continuación:


Página 172
Parejas
Capítulo: El hombre encima de las almohadas.

“ (…) La posición del misionero estándar es la más popular y la que menos posibilidades tiene de tocar los puntos más sensibles de la mujer. Coloque una almohada debajo suyo para subir la pelvis y llegar al punto G. Quienes hayan sido gimnastas, pueden lograr esto mismo abrazando con sus piernas la cintura o el cuello del hombre. Si pone los pies sobre los hombros de su pareja, conseguirá una inclinación más fuerte en la pelvis pero esa posición podría aterrorizar a algunos hombres. Es mejor utilizar almohadas”

Con el permiso del patrón, no conozco al primer hombre que esta posición ¿le aterre? ¡Por favor!  Es absurdo. Podría apostar, asegurarle que mi abuela hizo esa pose y le encanta, su abuela también la hizo. Es pose en donde ambos están más cerca que nunca y la penetración es más profunda. 

En verdad, ¿existe un hombre que no quiera hacerla?

Carol Ummel Lindquist, ubícate.

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